miércoles, 18 de febrero de 2009

LA IRONIA DEL DINERO

Las victorias siempre han sido peligrosas. Cuando alguien inflinge una derrota es tan iluso que solo se vanagloria y cree que su éxito ha sido, única y exclusivamente, producto de su destreza, de su inteligencia y de su habilidad. Sin embargo, cuando uno gana no pierde el tiempo en analizar cuales han sido los errores de su oponente, errores que precisamente le han facilitado la victoria.
La caída del muro de Berlín significó la gran victoria de las tesis capitalistas contra el comunismo. Cegados por ese triunfo, las grandes mentes pensantes de Wall Street, los que untan petrodólares en el café con leche, se quedaron atrapados en sus lujosos despachos creyendo que ya estaba todo hecho.
La democracia es el mejor sistema político que hemos sabido inventar, pero no quiere decir, ni mucho menos, que sea el mejor ni el único que se pueda aplicar para que todos los ciudadanos tengamos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Con el sistema económico capitalista pasa algo parecido con la diferencia de que, en este caso, nunca ha aplicado la democracia en sus decisiones y siempre ha actuado con prepotencia y abrazado al totalitarismo.
Los mismos que se regocijaron por derrumbar las dictaduras comunistas sufren hoy en sus propias carnes los errores propios de la dictadura de su sistema capitalista. Los grandes bancos americanos se hunden en la ruina mas absoluta arrastrando bolsas, bolsitos y mariconeras configurando una serie de ironías dignas de las mentes mas atrevidas de Hollywood.
Por primera vez en la historia, el gobierno de los despachos ovalados ha hecho intervenir al Estado para frenar la crisis convirtiéndolo en tutor del capital de la misma forma que lo intentaron los que creían en el comunismo. Sin embargo, como no están acostumbrados a este tipo de intervenciones se quedan a medias, dan marcha atrás y el catacrack resurge como King Kong por las calles de Nueva York.
Cuando aquí nos dicen que nuestra banca es diferente, que es mas sólida y que esta mas saneada me entra un tembleque en las piernas que no se diferenciar el pánico del parkinson. Y lo más irónico es cuando oigo que los bancos no se dejan dinero entre ellos porque no se fían.
Ahora resulta que el mismo tipo encorbatado, repeinado y con gemelos que hace unos meses nos miraba por encima del hombro para dejarnos un crédito tiene el culo prieto porque su vecino de negocio no le da ni un duro porque no le avala ni su gestión.
Ante tanta confusión, pronto empezaran a darnos el oro y el moro por nuestro dinero, dinero que ya no existe porque, ironías de la vida, ellos mismos nos lo han hecho malgastar en hipotecas descerebradas para pisos sobrevalorados que ahora se comerán con patatas.
Vivimos demasiado deprisa, no tenemos tiempo de aprender de las derrotas, pero ni siquiera nos planteamos aprender de las victorias lo que aun nos hace mas miserables. Es entonces cuando la ironía se convierte en sarcasmo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario