miércoles, 18 de febrero de 2009

EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

En el medio ambiente y en el ámbito de la contaminación sonora se define como ruido todo sonido no deseado. Cuando se utiliza la expresión ruido como sinónimo de contaminación acústica hacemos referencia a un sonido con una intensidad tan alta que interfiere en la comunicación entre las personas o en sus actividades y que incluso puede resultar perjudicial para la salud humana.
Después de treinta años de democracia nos hemos quitado de encima el molesto ruido de sables que venia de los cuarteles, pero hemos adoptado otros que, sin ser tan peligrosos, condicionan nuestro comportamiento.
Con independencia de los colores que uno elige para descargar su adrenalina en el ámbito deportivo, los imperativos de la moda. asociados con los de la costumbre, hace que cuando un equipo gana algún trofeo la gente salga a la calle a hacer ruido.
Las celebraciones que no van acompañadas de una descarga de cláxons, acelerones, trompetas ensordecedoras y gritos cavernícolas no merecen el calificativo de importantes. Si la celebración es nocturna los decibelios se multiplican varias veces por si mismos y eso aun parece alegrar mas a los que los que actúan indiferentes a las repercusiones que su jolgorio tiene sobre el resto de los humanos.
Nuestros restaurantes deben ser los más ruidosos del mundo. El volumen de los contertulios entre plato y plato aumenta de tal forma que a la hora del café es prácticamente imposible llevar una conversación normal.
Las ambulancias han adaptado unas sirenas tan descabelladamente escandalosas que si Ulises resucitara podría continuar tranquilamente su viaje sin quedar prendado por sus encantos.
Nos despertamos con el ruido de la alarma del reloj, paseamos entre el ruido del trafico, vociferamos por teléfono, a través del portero automático ,tuneamos los coches para reventar las ventanillas con Los Chunguitos y a pesar de tanta tecnología el grito pelado continua siendo la mejor forma de llamar la atención. Somos amantes del follon subdesarrollado y preferimos desgañitarnos por la ventana para que el niño suba a cenar en lugar de utilizar señales de humo
En las fiestas familiares se empieza cantando y se acaba chillando. En las fiestas populares se empieza brindando y se acaba bombardeando los tímpanos amigos y enemigos con atronadores petardos, petardos enladrillados, envenenados y con efectos colaterales. Parece imposible que tras una fiesta de estudiantes o de empresa no haya alguien que muestre sus dotes de tenor o de soprano sobre el asfalto con desafinadas entonaciones alcohólicas.
Después de tanto tiempo sigo sin entender la relación entre la felicidad y la alegría con subidas de tono improcedentes. Los humanos debemos ser los animales más escandalosos del paraíso, un paraíso acústicamente decadente, un paraíso con mucho ruido y pocas nueces.
Mientras tanto, los corderos siguen en silencio esperando su hora. Los corderos están ahí, pero no se les oye. Con tanto ruido es difícil oírlos y aun mas escucharlos, pero confían en que, algún día, su silencio se vera recompensado. Y los lobos, los lobos con piel de cordero también aguardan su momento sin rechistar, prácticamente sin aullar.

1 comentario:

  1. Deine Meinung kann ich nicht ganz nachvollziehen. Kannst du den letzten
    Teil ausführlich erklären?
    Also visit my blog post :: http://www.dampfer-katalog.de

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