miércoles, 18 de febrero de 2009

ARDIENTE PACIENCIA

Hay que tener paciencia. En la vida las cosas importantes no ocurren con la rapidez deseada y los impacientes están abocados al fracaso. Lo que pasa es que la paciencia no se regenera por generación espontánea y hay que alimentarla de esperanzas reales y no de hipotéticas utopías llenas de buena o mala voluntad.
Cuando un alto cargo político habla y dice con las mismas palabras lo que hablan y dicen los ciudadanos se produce una simbiosis tan inusual como admirable. Que el Ministro de industria, Miguel Sebastián, diga que se le está acabando la paciencia con los bancos, por no trasladar a la calle el dinero que utilizan para tapar sus propios agujeros y vergüenzas, da mas alas que el Red Bull. Da alas a los que se empeñan en sobrevivir a una crisis económica, las pequeñas y medianas empresas, que ha sido provocada por los que ahora tienen que hacer frente a inversiones especulativas e incluso fraudulentas.
Lo curioso del caso, es que el debate que ha abierto el Ministro de Industria sobre la paciencia demuestra que no todos los altos cargos políticos tienen las mismas reservas de esta aparente virtud que convirtió a Job en santo. Y entonces pasa lo de siempre. El que espera desespera, la cruz de más excelencia es la cruz de la paciencia y, como dijo alguien, las cosas van mal, pero con un poco de paciencia pueden ir peor.
La paciencia de los ciudadanos no es ilimitada como la del dirigente socialista Jose Blanco y no lo es con la actitud de los banqueros, pero tampoco con los que han demostrado no saber gestionar el ecologismo con el Canal Segarra-Garrigues, con los que construyeron un Eix Transversal que se quedo pequeño el día después de la inauguración, con los que traman tapar tramas de espías, con los que siguen pensando que hay mas kilómetros de Barcelona a Lleida que viceversa ni con los que en lugar de buscar soluciones reales para el paro miran hacia otro lado y reinventan el calendario escolar. Tampoco habrá paciencia con los que levantan un aeropuerto en Alguaire sin tener la mas mínima idea de cómo funcionara.
La limitada paciencia del Ministro de Industria es fruto de la frustración, la frustración del que quiere y no puede, la frustración del que cansado de confiar desconfía hasta de su propia suerte, la frustración del que necesita que alguien con poder diga que esta del lado de los buenos y no de los incompetentes.
Hace unos días, un hombre se encerró en su furgoneta y amenazó con quemarse a lo bonzo porque el ayuntamiento de Madrid le debe, desde hace cuatro años, 400.000 euros. La policía consiguió que depusiera su actitud y le detuvo, le detuvo a él en lugar de a los ladrones institucionales que le han llevado a la desesperación. La noticia ocupo poco menos que el espacio de una esquela de tamaño normal. La esquela de la paciencia esta lista para publicar.
Luchemos para que el Ministro de Industria siga hablando, ayudémosle para que siga diciendo lo que piensa, convirtámoslo en un icono del político positivo y necesario para el sistema democrático y apartemos de nuestros votos a los que menosprecian el sentir popular. Alerta porque con paciencia y vaselina el elefante jodió a la hormiga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario