miércoles, 18 de febrero de 2009

CUENTAS PENDIENTES

La utilización de palabras que no existen es la mejor arma que tienen los prepotentes cuando se ven abocados al fracaso. Se inventan términos imposibles, vocablos que ni tan siquiera existen en los diccionarios para hacernos comulgar con ruedas de molino, molinos con los que ni Don Quijote se hubiera atrevido a luchar.
El último de estos inventos es “refundar”. Los padres del capitalismo no han tenido mas remedio que aceptar la iniciativa europea de reinventar el sistema económico. Mucho antes de que esto sucediera, Artur Mas ya insistió en la necesidad de refundar el catalanismo de la misma forma que, en su día, Julio Anguita promovió la refundación de Izquierda Unida y, supongo, que en las antípodas de la refundación en la que algunos Estados suramericanos se enfrascaron animados por Hugo Chavez.
Cuando una palabra se pone de moda la empieza a utilizar todo el mundo aunque, como ésta, no tenga ningún significado oficial. Como mucho, refundar sería volver a fundar, pero si realmente se trata de esto nos sumergimos en una pantanosa pérdida de tiempo. Volver a crear monstruos, sistemas de gobierno, ideologías u otras patrañas ,que no han servido de nada y que mantienen la esencia mas pura de la decadencia, más que perder el tiempo es intentar ganarlo para dar respuesta a los fracasos.
Con la moda a cuestas no es sería de extrañar que en los próximos meses se acuse al juez Garzon de intentar refundar la democracia española en su afán por hacer lo que siempre quedo pendiente en este país: juzgar los crímenes de guerra. Tampoco sería de extrañar que los muertos de hambre intenten refundar el planeta dándole a Dios unos cuantos días más para crear, de nuevo, un mundo aconfesional en el que la pobreza sea el único pecado.
Históricamente, los impostores han utilizado las refundaciones para seguir dominando el cotarro preservando, única y exclusivamente, sus intereses. Así, podríamos afirmar que los Reyes Católicos refundaron a los indios americanos, que Hitler hizo lo propio con los judíos y que estos, a su vez, llevan años intentando refundar a los palestinos.
Es curioso que cuando hay problemas y lo que un día se fundó caduca, a nadie se le ocurra la brillante idea de crear algo nuevo, distinto y completamente diferente para evitar caer en los mismos errores. Sin embargo, eso debe ser muy costoso para las inteligencias humanas que nos gobiernan desde diferentes ámbitos sociales. Es como si a alguien se le rompe un preservativo durante una relación sexual y en lugar de utilizar uno nuevo lo refunda, pone otro encima del roto. Y repite tantas veces la operación que llega un momento en que aquello ya no es un pene protegido y se convierte en impotencia, la misma impotencia que sienten los ciudadanos cuando, según el viento que sopla, les refundan la educación, la sanidad, las pensiones o el conjunto de sus libertades.
Yo no voy a ser menos, no quiero que me pillen con el paso cambiado y estoy en plena fase de refundación personal. A partir de ahora ya no me reiré de los chistes que no me hacen gracia, no le abriré la puerta a los que nunca me han dado las gracias por ser educado, se terminó dar las gracias por no tener el cáncer que sufren mis amigos y agradeceré todas las iniciativas que sirvan para construir un mundo mejor, mejor que el de Walt Disney, por supuesto. Vale la pena ser sincero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario