
Han pasado varios días desde aquello y Max sigue oliendo el pasado, un pasado construido a base de tartas de manzana, azabache, gotas de azahar, amor y melancolía.
La esencia de la tristeza ha desaparecido y, aunque estoy solo, la oscura noche ya no me da miedo. El futuro incierto me motiva y archivar los sentimientos ya no es una ocupación desagradable.
Desde que conseguí este trabajo he comprendido que hay gente mucho más insignificante que yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario