Quien mas quien menos, si ha visitado
Roma es muy probable que se haya desplazado hasta la “Boca della verita”
ubicada en la puerta de la iglesia de Santa María. La leyenda de esta boca está
íntimamente relacionada con la infidelidad, eso que antes llamábamos adulterio,
y que ahora es simplemente una estafa sentimental.
En las últimas semanas hay muchas bocas
que despiden mensajes mas o menos eufóricos respecto a lo denominado como
recuperación económica. Una vez mas, pretenden tener credibilidad quienes hace
tiempo que la han perdido, quienes nos llevan engañando sistemáticamente
pretenden que creamos, con los ojos cerrados, en una verdad que viene de la
falsificación y del engaño.
Lo mas lamentable de nuestra sociedad en
los últimos años es que nos hemos creído nuestras propias mentiras. Es mas,
hemos invertido en ellas, las hemos alimentado, reproducido e incluso las hemos
aceptado como animal de compañía.
“Mientes hasta cuando callas”, le decía
un hombre a su mujer el otro día en la terraza de un bar. Se trataba de un
hombre al que su pareja le lleva mintiendo desde hace muchos años y que
mantiene une relación extra matrimonial con un antiguo novio. Al descubrirla,
la mujer siguió mintiendo una y otra vez
agarrándose a la falsedad como única escapatoria. Transmitía esa extraña
sensación de cuando alguien te falla y encima te hace culpable de ello.
Esa mujer es el ejemplo de que los
pinochos se han instalado con tanto poder en el poder que nos han llegado a
convencer de que la mentira es un valor, un valor presuntamente mágico. Y es
que mucha gente confunde la magia con los trucos.
Cuando empezó toda esta patraña de la
crisis, los gurús de la economía se apresuraron a insistir en que había que
“refundar” el capitalismo. Ya entonces, desvele que la palabra “refundar” no
existe en los diccionarios por lo que el truco ya estaba servido de antemano.
Nos partieron en dos y no saben como
unirnos de nuevo. Creían a pies juntillas en los efectos ópticos, en las
palabras vacías, en las posturas fáciles sin darse cuenta que tras lo fácil
siempre se esconde el fraude.
Hay que hacer limpieza a fondo, pero
para ello tenemos que empezar por nosotros mismos. Pruebas hay mas que
suficientes, pero seguimos presos de nuestro propio miedo. Nos dicen que no
miremos atrás porque nos convertiremos en estatuas de sal, cuando en realidad
lo que pretenden es que les dejemos seguir haciendo a nuestras espaldas. Siguen
empeñados en señalar el camino cuando han perdido la brújula, siguen
insistiendo en que su retrato de Dorian Grey ha envejecido por circunstancias
inexplicables cuando todos sabemos que es porque han vendido su alma al diablo
o a los bancos que viene a ser lo mismo.
El poeta inglés Alexander Pope escribió
“El que
dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a
inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.”
Una sociedad basada en la mentira no
tiene futuro y ese es el principal mensaje que debemos transmitir a nuestros
hijos. Espero que seamos capaces.
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