viernes, 21 de mayo de 2010

ROBIN HOOD


Hace mas de un año se daba por finiquitado el sistema capitalista tras descubrirse que los mercados están controlados por cuatro desaprensivos. Fue entonces cuando alguien se invento el termino “refundar”, un termino que no existe como tal en ningún diccionario y que ahora vuelven a utilizar para convencernos de que tenemos que pagar la crisis los que no la provocamos ni por asomo.
Sinceramente, creo que ya ha llegado el momento de que nos hablen claro y que los responsables políticos de los gobiernos del mundo mundial se bajen los pantalones en público y reconozcan que son unos meros títeres de las grandes fortunas.
Keynes afirmaba que “el mercado permanece irracional mas tiempo del que usted puede permanecer solvente”. El mercado es una gran dictadura que somete a las débiles democracias que hemos fabricado, a golpe de elecciones, sin que nadie se haya preocupado lo mas mínimo por retroalimentar las bases que las sustentan. Los demócratas no hemos sabido cuidar nuestro negocio creyendo en la fortaleza de un sistema que solo nos autoriza a introducir, de vez en cuando, una papeleta en una urna. Esto permite que elijamos las fichas para jugar al monopoly, pero los dados, los dados trucados los tiran otros, los que nadie se atreve a decirles a la cara que son unos tramposos, los que se aprovechan del dinero de todos para tapar sus agujeros, los que a pesar de esos agujeros siguen cobrando miles de millones a través de su poder feudal.
Visto lo visto, una de las grandes medidas de austeridad que deberían aprobar los políticos es el compromiso de que en las próximas elecciones autonómicas, municipales y generales no van a gastar mas de cien euros por candidato en sus respectivas campañas. Se comprometerán también a cobrar el sueldo base y en base a los objetivos que les marquemos los ciudadanos a final de año percibirán los pluses correspondientes. Puestos ya, hagamos funcionar las democracias como una empresa y mandemos al paro a los que no defiendan los intereses del consejo de administración en el que cada uno de los ciudadanos tiene voz y voto. Puestos ya, vamos a constituirnos en tribunal popular y dictemos sentencia contra los magistrados del Tribunal Constitucional por su manifiesta incompetencia e ineptitud y que cumplan la condena del olvido.
Desgraciadamente, ha llegado un momento en que me da igual quien gobierne, pero exijo que el que lo haga defienda a las personas y no a las corporaciones, exijo que el que lo haga se enfrente decididamente a los que, sin presentarse a ningún plebiscito, legislan desde la sombra. Necesitamos un Robin Hood que robe a los especuladores y reparta esas riquezas entre los mas pobres, necesitamos un Robin Hood que nos devuelva la confianza en nosotros mismos, que recupere el valor del esfuerzo y, sobre todo, necesitamos un Robin Hood que nos guíe y desenmascare a los traidores.
Se nos acaba el tiempo y el poco que tenemos lo malgastamos. Yo, como Andy Warhol “he decidido comerciar con cosas realmente fétidas porque enseguida se convertirán en un éxito en un mercado masivo que realmente apesta”. Igual consigo algún premio como emprendedor del año.

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